Ante el vertiginoso crecimiento del poder de la televisión su acción comenzó a ser regulada en todas partes. En Estados Unidos la FCC, organismo oficial encargado de otorgar las licencias a particulares para la explotación comercial del servicio, prohibió la posesión de más de siete emisoras, ante lo cual las corporaciones existentes establecieron sus cadenas integradas por estaciones propias y asociadas.
La mayor parte de las emisoras se agruparon en tres importantes cadenas: American Broadcasting Company (ABC), National Broadcasting Company (NBC) y Columbia Broadcasting System CBS). La transmisión a través de estas redes permite disminuir los costos y ofrece a los anunciantes la posibilidad de difundir sus productos en un amplio mercado potencial.
En la Europa occidental de posguerra la reconstrucción implicó el establecimiento de fuertes sistemas públicos y nacionales de radio y televisión, financiados mediante el cobro de un impuesto por el uso del receptor y/o la subvención del presupuesto estatal. La estructura adoptada en diferentes países muestra la conformación de:
- Servicios explotados por el Estado, ya sea a través de un departamento gubernamental o bien por una unidad, con autonomía, pero bajo su control directo (Unión soviética y España).
- Corporaciones públicas creadas por el Estado, a las cuales concede cierta independencia, manteniendo el control final (Gran Bretaña y Francia).
- Corporaciones privadas en las que el Estado puede ser accionista (Italia).
Mientras tanto las investigaciones no se detuvieron, rápidamente se contó con dos bandas de transmisión: la inicial, que comprende los canales del 2 al 13, identificada con las siglas VHF (Very High Frequency, muy alta frecuencia) y UHF (Ultra High Frequency, ultra alta frecuencia), que comprende los canales que van desde el 14 en adelante.
A igualdad de potencia la cobertura de la VHF es mayor pero su número de canales es mucho más limitado, lo cual facilita la interferencia entre las emisoras ubicadas en esta banda de transmisión.